lunes, 1 de noviembre de 2010

LOS FUEGOS DEBEN APAGARLOS QUIENES LOS PROVOCAN

A esta Unión Deportiva Melilla de nuestros amores no hay quien la entienda. O, para ser más justos, no hay quien entienda a la directiva que la dirige, maneja, gestiona, lleva, conduce… que no se muy bien qué es lo que, realmente, hace.
Vuelvo a explicarme. Resulta que el pasado viernes, el entrenador azulino Andrés García Tébar inició su comparecencia ante los medios de información, previa al encuentro dominical, hablando de la situación económica del club, de la visita que habían girado al vestuario el presidente Paco Molina y algunos de sus directivos más allegados ( por cierto se está hablando de temas de dineros y el único que no aparece es el vicepresidente económico Diego Rojas), y de las cantidades que se adeudan a los jugadores de la plantilla.
Por su boca, los aficionados han sabido que los jugadores no han cobrado el último plazo de la ficha de la pasada campaña y, lo que es aun peor, no saben cuándo lo cobrarán, o siquiera si lo cobrarán, ya que el dinero que se espera llegue de la Ciudad Autónoma será para abonar el primer plazo de las fichas de la temporada actual.
No era García Tébar quien debería haber salido a explicar el tema económico, cuando el club tiene un presidente, un vicepresidente económico y una jefa de prensa-relaciones públicas. Pero, claro está, tampoco es la primera vez que esto sucede, porque, si la memoria no me falla, el pasado año, más o menos también por estas fechas, García Tébar, se convirtió en portavoz del club y en un programa de Televisión Melilla explicó, con pelos y señales, en qué se invertía el presupuesto del club azulino, matizando que ni tan siquiera la mitad iba destinada a fichajes, lo que hacía que el Melilla no fuera, como algunos afirmaban, uno de los clubes del Grpo IV de la Segunda División B, que más dinero destinaban a la confección de su plantilla.
En aquella ocasión, las declaraciones de Tébar merecieron algo más que críticas, consciente todo el mundo, especialmente quien pone los dineros, de que ni era la persona indicada para ello ni el momento oportuno. Quizás, de forma un tanto inconsciente había adoptado una misión de apagafuegos, o de bombero, que estaba muy lejos de la suya como entrenador. Pero, ya lo dice el refrán: el hombre ( en este caso el técnico de la UD Melilla ) es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Ponerse el parche antes de que salga el grano es algo habitual, pero no de recibo. Y mucho menos cuando se está hablando de unos dineros que la Ciudad Autónoma ha abonado íntegramente, de acuerdo con el compromiso adquirido la pasada temporada. Otra cosa es lo que ocurra en la actual, aunque por mucho que se pretenda exigir, por muchas amenazas de enviar a los jugadores al Palacio de la Asamblea, como si quien hubiera firmado los contratos fuera el presidente de la ciudad, o por muchas declaraciones que se efectúen culpando de todos los males al consejero de Deportes, Francisco Robles Ferrón, lo único cierto, y eso deben conocerlo de primera mano los jugadores, es que las cuestiones administrativas siguen unos trámites muy precisos en tiempo y forma, y nadie va a saltárselos a la torera, y mucho menos en la época de crisis que estamos pasando. Los documentos para el endoso bancario llegarán, posiblemente, esta misma semana y habrá que comenzar a pagar intereses bancarios hasta que, como mínimo a principios del mes de febrero próximo, lleguen los jureles, que diría el castizo. Mientras, por mucho que se recurra a bomberos apagafuegos, lo suyo sería que los salvadores de la patria se rascaran el bolsillo y adelantaran las cantidades que los jugadores (García Tébar ha reconocido que algunos están comenzando a pasarlo mal), deben percibir.
Por cierto, que conocidos estos pormenores, hay que añadir que de buena se libró Manoló Agulló, desconocedor total, como el resto de los aficionados, de esta situación. Y una pregunta en el aire ¿ cuándo cobrarán los jugadores lo que se les adeuda de la pasada temporada ?. Algunos no están dispuestos seguir aguantando y permanecer callados.

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