lunes, 18 de octubre de 2010

A LA BUSQUEDA DE CULPABLES


Hasta hace sólo unos días no me he dado cuenta de lo que me he estado perdiendo estos últimos años, recluido en el habitáculo del denominado “palco para la prensa escrita”, del estadio Alvarez Claro.
Estas temporadas, junto a mis compañeros ( por cierto cada vez acuden en menor número al vetusto recintillo ), estaba ausente de los comentarios más que jugosos de las gradas de tribuna, sobre todo si uno tiene la, llamémosle, picardía, de ubicarse en una de las sillas anatómicas cercanas a directivos actuales, directivos ( o presidentes ) de otras épocas, jugadores en activo o ex-jugadores o aficionados de esos que no se callan una ni debajo del agua. Como debe ser que para eso pagan.
Por cierto, uno de esos buenos aficionados me preguntaba el domingo qué ventajas tienen los socios sobre los abonados. No supe que responderle y le aconseje visitara la sede unionista y allí, posiblemente, cualquiera de los sabios de turno, pudiera aclararle el entuerto.
La primera de las conclusiones que saqué es  que NADIE estaba de acuerdo con las decisiones técnicas de Andrés García Tébar. Nadie puede obviar que el Melilla disparó dos veces a puerta ( la del penalty-gol y en el últimos segundos al lateral de la red ), aunque sólo lo hizo en una ocasión entre los tres palos ( la que le dio un punto ). El resto, como si de un partido de voleibol se tratara, todo se limitaba  a pasar el balón de un campo a otro, a hacer correr  a los delanteros y a fundirlos fisícamente antes de tiempo. Sin  orden ni concierto, en un equipo partido en dos líneas donde el centro del campo parece estar de vacaciones, aunque en el segundo periodo, cuando Bravo tomó la manija se vieron algunos intentos que no fructificaron.
Nadie entiende ( nosotros tampoco ) cómo  se ha desmantelado un equipo que quedó subcampeón y disputó la fase de ascenso a la Segunda División A. Nadie entiende cómo los jugadores que han venido (al menos es lo que decía un exsecretario general azulino ) son del mismo agente que el técnico melillense y nadie entiende, finalmente, las escasísimas propuestas, por no decir nulas, que cada matinal de un domingo sí y otro no, debemos aguantar los escasísimos aficionados que seguimos acudiendo al estadio Alvarez Claro.
Y eso que todavía no conocían la perla que dejó García Tébar en la rueda de prensa posterior al encuentro. A falta de disculpas por el viento, el agua, la luz u otras zarandajas, ahora resulta que, posiblemente, el culpable sea el encargado del campo “que no accedió a cortar el césped que estaba demasiado alto”. Cosas veredes, y escuchares, amigo Sancho... pero como esta NINGUNA. Y es que, ya se sabe, cuando las cosas no van como se quisiera, hay que buscar culpables. Más o menos como si de política se tratara.

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